REIKIAVIK (Reuters) - Si suena descabellado que un hombre sin piernas se convierta en uno de los corredores más rápidos del mundo, ¿Qué hay de tipear con sólo pensar en las palabras o conservar el estado físico hasta la vejez?
Tales posibilidades motivan el trabajo en Ossur, el grupo islandés detrás de las prótesis que catapultaron al centro de la atención pública a Oscar Pistorius y su intento por competir en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Además de producir miembros artificiales cuidadosamente adaptados para cambiar las vidas de personas discapacitadas, el único gran fabricante de prótesis del mundo que cotiza en la bolsa también está pensando en el día en que la robótica y la neurociencia puedan cambiar las vidas de muchos más.
"Lo que deberíamos hacer es compararnos con el cuerpo real. Y entonces veremos que hay un largo camino por recorrer. Tratar de imitar a Dios es una experiencia muy humilde", dijo a Reuters el director ejecutivo de Ossur, Jon Sigurdsson.
Con una capitalización de mercado de aproximadamente 431 millones de dólares, la compañía es pequeña en el campo del equipamiento médico, pero está posicionada para crecer.
Hilmar Janusson, su director de tecnología, prevé el día en el que las prótesis puedan ser controladas por nuestros nervios en lugar de por sistemas como el teclado de la computadora.
Lo que se necesita - Janusson casi hace que suene fácil- es el conocimiento de las señales que corren por nuestro sistema nervioso. "Ni bien empecemos a comprenderlas, y básicamente a decodificarlas de alguna forma, entonces las cosas ocurrirán muy, muy rápidamente", aseveró.
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