Islandia
Qué dicha para todos los hombres,
Islandia de los mares, que existas.
Islandia de la nieve silenciosa y del agua ferviente.
Islandia de la noche que se aboveda
Sobre la vigilia y el sueño.
Isla del día blanco que regresa,
Joven y mortal como Baldr.
Fría rosa, isla secreta
Que fuiste la memoria de Germania
Y salvaste para nosotros
Su apagada, enterrada mitología,
El anillo que engendra nueve anillos,
Los altos lobos de la selva de hierro
Que devorarán la luna y el sol,
La nave que Algo o Alguien construye
Con uñas de los muertos.
Islandia de los cráteres que esperan,
Y de las tranquilas majadas.
Islandia de las tardes inmóviles
Y de los hombres fuertes
Que son ahora marineros y barqueros y párrocos
Y que ayer descubrieron un continente.
Isla de los caballos de larga crin
Que engendran sobre el pasto y la lava,
Isla del agua llena de monedas
Y de no saciada esperanza.
Islandia de la espada y de la runa,
Islandia de la gran memoria cóncava
Que no es una nostalgia.
Nostalgia del Presente
En aquel preciso momento el hombre se dijo:
Qué no daría yo por la dicha
de estar a tu lado en Islandia
bajo el gran día inmóvil
y de compartir el ahora
como se comparte la música
o el sabor de una fruta.
En aquel preciso momento
el hombre estaba junto a ella en Islandia.
Jose Luis Borges
Qué dicha para todos los hombres,
Islandia de los mares, que existas.
Islandia de la nieve silenciosa y del agua ferviente.
Islandia de la noche que se aboveda
Sobre la vigilia y el sueño.
Isla del día blanco que regresa,
Joven y mortal como Baldr.
Fría rosa, isla secreta
Que fuiste la memoria de Germania
Y salvaste para nosotros
Su apagada, enterrada mitología,
El anillo que engendra nueve anillos,
Los altos lobos de la selva de hierro
Que devorarán la luna y el sol,
La nave que Algo o Alguien construye
Con uñas de los muertos.
Islandia de los cráteres que esperan,
Y de las tranquilas majadas.
Islandia de las tardes inmóviles
Y de los hombres fuertes
Que son ahora marineros y barqueros y párrocos
Y que ayer descubrieron un continente.
Isla de los caballos de larga crin
Que engendran sobre el pasto y la lava,
Isla del agua llena de monedas
Y de no saciada esperanza.
Islandia de la espada y de la runa,
Islandia de la gran memoria cóncava
Que no es una nostalgia.
Nostalgia del Presente
En aquel preciso momento el hombre se dijo:
Qué no daría yo por la dicha
de estar a tu lado en Islandia
bajo el gran día inmóvil
y de compartir el ahora
como se comparte la música
o el sabor de una fruta.
En aquel preciso momento
el hombre estaba junto a ella en Islandia.
Jose Luis Borges
Borges fue un gran apasionado de Islandia, esa es la verdad.
ResponderEliminarGracias por la poesía.
Sí, así es Islandia. Maravilla de lo natural y sobrecogedor, de deslumbrante belleza desolada. En Islandia se siente algo indescriptible, insondable, profundo. Algo muy antiguo que te une a lo más grande y te hace muy pequeño a la vez.
ResponderEliminarHermoso. Una gran nación vista desde los ojos de una gran poeta.
ResponderEliminarHermoso.