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La ventana europea hacia el Ártico se cierra

Desde Europa, ¿qué imagen se tiene de Groenlandia? La de un desierto de hielo. Y eso no es tan solo un cliché, porque un frío polar reina sobre este territorio con una densidad de población ridícula (0,03 habitantes por km² de media), geográficamente norteamericano, pero políticamente europeo. El 25 de noviembre de 2008, el 75% de los groenlandeses votaron en referéndum a favor de un proyecto de autonomía reforzada que será hecho oficial el 21 de junio de 2009, día de la fiesta nacional. De hecho, se trata de una independencia disfrazada: el papel de Dinamarca desaparecerá, en provecho de una gestión completamente local. La cuestión del futuro de la mayor isla del mundo, vasta como seis veces Alemania, queda planteada.

“Un territorio estratégico, de una extensión que cuatruplica la de Francia, habitado por unas 57.000 personas, en el corazón del Ártico, no podrá atraer más que codicia”, prevé Damien Degeorges, especialista en Groenlandia. Cuando se conoce el interés manifiesto de investigadores y de empresas internacionales, norteamericanas en su mayoría, sobre el formidable potencial energético de la región, nadie duda de que Groenlandia se liberará de una forma u otra de la proximidad histórica del viejo continente europeo…

Condado de ultramar

Los vikingos fueron los primeros europeos que arribaron a sus costas en la Edad Media, usurpando las tierras de los autóctonos, los Inuits. A continuación, los portugueses se habrían instalado en la costa oriental de la isla en el siglo XVI. Mientras se le niega a Noruega el derecho de apropiarse de la parte este del indlandsis, Dinamarca, por su parte, mantiene su colonia aislada y la protege de este modo hasta 1940. Pero la Segunda Guerra Mundial cambia la situación: los groenlandeses se acercan al vecino estadounidense. Tras instalar una base militar en Thule (costa occidental), los americanos intentaron comprar la “tierra verde” al acabar el conflicto por la bagatela de 100.000.000 dólares. Denegado.

En 1953, Groenlandia obtiene el estatuto de 'condado de ultramar', y se emancipa un poco más en 1979 como 'territorio autónomo'. Pero es en 1982 cuando tiene lugar el principal acontecimiento: en referéndum, los groenlandeses deciden salir de la Comunidad Económica Europea (CEE), con el fin de mantener el control de sus inmensas zonas de pesca. Y si bien Dinamarca se mantiene en Europa, su elección entra en vigor en 1985. Se podría pensar entonces en un alejamiento de Groenlandia con respecto al continente tutelar. ¡Qué va!

La isla, que posee sus propias instituciones y legislación, mantiene al soberano danés como jefe de Estado. Además, la diplomacia continúa dirigida por Dinamarca (mediante las embajadas y consulados), a pesar de que los insulares se presentan de forma independiente en ciertas instituciones como el Consejo Ártico. Asimismo, el Parlamento de Copenhague cuenta con dos diputados groenlandeses. Pero sobre todo, las relaciones económicas entre las antiguas colonias y la metrópolis siguen siendo muy estrechas (dos tercios de los intercambios comerciales), y la moneda nacional es aún la corona danesa. De hecho, los subsidios de la casa madre son esenciales para la longevidad del país. Se elevan a más de 500 millones de dólares al año.

El tratado de Groenlandia

Los destinos se alejan, pero Groenlandia y la Comunidad Europea han mantenido su empeño de afianzar sus lazos gracias al Tratado de Groenlandia. Esta paradoja toma una forma más conseguida en 2006, con la firma de un acuerdo de colaboración que insiste sobre todo en los “lazos históricos, políticos, económicos y culturales” entre las dos partes. El contenido del acuerdo prevé una consecuente ayuda financiera de la Unión Europea (38 millones de euros en 2008), destinada al desarrollo de diversos sectores groenlandeses: investigación científica, educación, industria, pesca. Como contrapartida, la UE obtiene una extensión de sus derechos de pesca en las aguas territoriales de la isla.

Tras siglos de intercambios entre Europa y Groenlandia, la herencia tradicional perpetuada por 50.000 esquimales (85% del a población total), la pesca en el hielo, la caza de focas, las carreras de trineos o la música, se ha impregnado intensamente de las costumbres occidentales. Se pueden citar la música (los géneros pop, rock, hip hop), los deportes, de los que el fútbol y el balonmano son los más apreciados, y la religión (el luteranismo se impuso al comenzar a llegar misioneros a partir de 1721). Pero también existe un reverso social para los groenlandeses: alcoholismo, violencia de género, violaciones, suicidios… están claramente identificados. Por último, es la lengua la que mejor ilustra la mezcla cultural. Después de la primacía del danés durante largo tiempo, el inuit (kalaallisut) se ha impuesto como único idioma. El nuevo régimen que tomará forma el próximo junio prevé, además, hacer del groenlandés, una lengua inuit, el idioma oficial…

Info: Cafebabel - La revista europea

Traducción: Maite de Sola

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