Hay algo indiscutible: en el estómago del tiburón había una mandíbula de oso polar. El debate comienza al tratar el estado del plantígrado cuando se topó con el escualo. ¿Estaba vivo o muerto? Si era un cadáver cuando fue devorado, como sostienen los especialistas en tiburones, sería un caso extrañísimo, la primera vez que ocurre algo así, pero no tendría especial relevancia; acabaría archivado en el apartado de curiosidades. Ahora bien, si el animal estaba vivo, como señalan los científicos que vieron el vientre del escualo, bueno, en ese caso, pobres osos polares.
El hallazgo sería el remate de un auténtico annus horribilis, el 2008, en el que estos animales han sido primero víctimas del deshielo de los casquetes, después blanco de las escopetas de Islandia --donde dos osos polares, los primeros que llegaban a la isla en 20 años, fueron acribillados a balazos por la policía-- y, por último, si se confirma que el plantígrado engullido por el tiburón sintió los dientes de la bestia marina porque estaba vivo, relegados por vez primera al segundo lugar en el podio de los depredadores árticos.
Algo ocurre con las focas,
Ocurrió en junio, cuando el Instituto Polar de Noruega comenzó a preguntarse qué estaba matando a las focas del archipiélago de Svalbard. Los tiburones de Groenlandia --que pesan una tonelada, llegan a los 200 años y son capaces de sumergirse hasta los 2.200 metros-- eran los principales sospechosos, así que los científicos realizaron autopsias para comprobar qué estaban comiendo. Ahí apareció la mandíbula del oso polar. "Nos asombró tanto que nos echamos a reír", ha dicho la investigadora Kit Kovacs.
Aunque los estudiosos de los escualos dudan de que estos sean capaces de merendarse a un plantígrado en buena forma, en el organismo noruego argumentan que el clima actual es óptimo para esta lucha de titanes: el deshielo hace que los osos tengan que pasar más tiempo nadando y el aumento de la temperatura de las aguas origina que los tiburones puedan llegar más al norte, hasta el lugar que habita el diezmado oso polar, que ya forma parte de la inquietante lista de animales en peligro de extinción.
Info: El Periodico
El hallazgo sería el remate de un auténtico annus horribilis, el 2008, en el que estos animales han sido primero víctimas del deshielo de los casquetes, después blanco de las escopetas de Islandia --donde dos osos polares, los primeros que llegaban a la isla en 20 años, fueron acribillados a balazos por la policía-- y, por último, si se confirma que el plantígrado engullido por el tiburón sintió los dientes de la bestia marina porque estaba vivo, relegados por vez primera al segundo lugar en el podio de los depredadores árticos.
Algo ocurre con las focas,
Ocurrió en junio, cuando el Instituto Polar de Noruega comenzó a preguntarse qué estaba matando a las focas del archipiélago de Svalbard. Los tiburones de Groenlandia --que pesan una tonelada, llegan a los 200 años y son capaces de sumergirse hasta los 2.200 metros-- eran los principales sospechosos, así que los científicos realizaron autopsias para comprobar qué estaban comiendo. Ahí apareció la mandíbula del oso polar. "Nos asombró tanto que nos echamos a reír", ha dicho la investigadora Kit Kovacs.
Aunque los estudiosos de los escualos dudan de que estos sean capaces de merendarse a un plantígrado en buena forma, en el organismo noruego argumentan que el clima actual es óptimo para esta lucha de titanes: el deshielo hace que los osos tengan que pasar más tiempo nadando y el aumento de la temperatura de las aguas origina que los tiburones puedan llegar más al norte, hasta el lugar que habita el diezmado oso polar, que ya forma parte de la inquietante lista de animales en peligro de extinción.
Info: El Periodico
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