El Gobierno de Islandia anunció el lunes que permitirá la caza de 40 ballenas minke, terminando así con la suspención temporal de una práctica que enfurece a los conservacionistas.
Un funcionario del área díjo que el ministro de Pesca, Einar Guoffinsson, fue quién dió la orden.
El jefe de una asociación local de balleneros confirmó que tres barcos pesqueros se preparaban para salir al mar el martes, pero la ministra de Relaciones Exteriores, Ingibjorg Solrun Gisladottir, tomó distancia de la decisión junto a otros miembros del gobierno de coalición islandés que pertenecen a la social democracia.
"El ministro de Pesca tiene la atribución constitucional para emitir esas regulaciones, por lo que no tiene que preguntar al Gobierno", señaló la ministra en un comunicado.
"Como ministra de Relaciones Exteriores, creo que se están sacrificando intereses a largo plazo por ganancias al corto plazo, a pesar de que la cuota es menor que en años anteriores", agregó.
Suspensión previa
Antes del 2006, Islandia había prohibido la caza comercial de ballenas por 20 años y ese mismo año puso fin a la prohibición y otorgó cuotas que llegaban hasta agosto del 2007.
Cuando esas cuotas se cubrieron, el Gobierno decidió no emitir otras hasta que hubiera evidencia de la demanda de carne de ballena.
"Esperamos cubrir a la cuota de 40 ballenas a comienzos de julio si el mercado responde bien a la carne, como creemos que ocurrirá", explicó Gunnar Bergmann Jonsson, líder de una asociación de cazadores de ballenas minke.
Jonsson señaló que el año pasado 45 ballenas minke fueron cazadas y su carne se vendió en el mercado local.
"Actualmente existen alrededor de 50.000 mil ballenas en las aguas que rodean a Islandia, y no creo que pescar 40 haga una diferencia importante en la cantidad", agregó.
Más lucrativo y más humano
Sin lugar a dudas, la decisión provocará el malestar de los conservacionistas, que sostienen que la observación de ballenas es igual o más lucrativa que la caza de estos animales.
Sin embargo, Jonsson dijo que los balleneros se asegurarán de que sus cacerías no interfieran con la observación de los cetáceos.
"Diría que el 95% de la caza de ballenas está más alejada de las orillas de lo que llegan los botes de observación, pero siempre les permitiremos saber cuando saldremos a cazar y trataremos de no hacerlo mientras ellos estén observando", indicó.
Info: Infobae
Un funcionario del área díjo que el ministro de Pesca, Einar Guoffinsson, fue quién dió la orden.
El jefe de una asociación local de balleneros confirmó que tres barcos pesqueros se preparaban para salir al mar el martes, pero la ministra de Relaciones Exteriores, Ingibjorg Solrun Gisladottir, tomó distancia de la decisión junto a otros miembros del gobierno de coalición islandés que pertenecen a la social democracia.
"El ministro de Pesca tiene la atribución constitucional para emitir esas regulaciones, por lo que no tiene que preguntar al Gobierno", señaló la ministra en un comunicado.
"Como ministra de Relaciones Exteriores, creo que se están sacrificando intereses a largo plazo por ganancias al corto plazo, a pesar de que la cuota es menor que en años anteriores", agregó.
Suspensión previa
Antes del 2006, Islandia había prohibido la caza comercial de ballenas por 20 años y ese mismo año puso fin a la prohibición y otorgó cuotas que llegaban hasta agosto del 2007.
Cuando esas cuotas se cubrieron, el Gobierno decidió no emitir otras hasta que hubiera evidencia de la demanda de carne de ballena.
"Esperamos cubrir a la cuota de 40 ballenas a comienzos de julio si el mercado responde bien a la carne, como creemos que ocurrirá", explicó Gunnar Bergmann Jonsson, líder de una asociación de cazadores de ballenas minke.
Jonsson señaló que el año pasado 45 ballenas minke fueron cazadas y su carne se vendió en el mercado local.
"Actualmente existen alrededor de 50.000 mil ballenas en las aguas que rodean a Islandia, y no creo que pescar 40 haga una diferencia importante en la cantidad", agregó.
Más lucrativo y más humano
Sin lugar a dudas, la decisión provocará el malestar de los conservacionistas, que sostienen que la observación de ballenas es igual o más lucrativa que la caza de estos animales.
Sin embargo, Jonsson dijo que los balleneros se asegurarán de que sus cacerías no interfieran con la observación de los cetáceos.
"Diría que el 95% de la caza de ballenas está más alejada de las orillas de lo que llegan los botes de observación, pero siempre les permitiremos saber cuando saldremos a cazar y trataremos de no hacerlo mientras ellos estén observando", indicó.
Info: Infobae
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