El islandés Hrein Fridfinnsson ha venido forjando, en los últimos cuarenta años y de forma tan discreta como incansable, una de las producciones conceptuales más personales del arte contemporáneo europeo dejándose influir por las corrientes de vanguardia nacidas en la década de los sesenta pero incorporando a ellas un estilo singular, delicado, de tonos líricos y poéticos pero de poderosos efectos en el proceso de contemplación por parte del espectador.
El paisaje de la Islandia rural en la que Fridfinnsson creció, un paisaje en el que se alternan lo suave y lo escabroso, está implícitamente presente en buena parte de su obra, como se aprecia en la fuerte presencia de la naturaleza en sus imágenes y en la absoluta mezcla en ellas de lo perceptivo (lo que se ve) y lo conceptual (lo que se siente).
Fridfinnsson comenzó pintando obras inspiradas en la abstracción geométrica a finales de los cincuenta, para inclinarse posteriormente, hacia mediados de los años sesenta, por lo conceptual de la mano de influencias variadas: Marcel Duchamp, el arte povera y el land art inspiraron entonces sus trabajos.
Fundador del colectivo SUN, presentó en 1971 en Ámsterdam su primera muestra individual. Aquella exhibición recibió por nombre "Lugares sagrados y encantados" y reunía litografías y textos que acercaban al público a lugares de Islandia que la tradición consideraba ligados a fuerzas sobrenaturales o animísticas. Desde entonces se dedicaría fundamentalmente a crear instalaciones y esculturas a partir de objetos y materiales encontrados, aunque nunca abandonó la fotografía y el empleo de textos y referencias literarias.
La galería madrileña Elba Benítez presenta ahora la primera individual de Fridfinnsson en España, muestra formada por obras en diversos formatos que se estructuran en torno a dualidades e inversiones: pasado y presente, izquierda y derecha, vacío y lleno, interior y exterior o sueño y realidad.
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